Escuela Francesc Carròs

Nombre del proyecto
Escuela Infantil, Primaria y secundaria

Situación
La Font d'en Carròs, Valencia

Arquitecto/s

Pablo, Blanca y Alberto Peñín



Colaboradores

Dicotec SL, Eduardo Ferrer Aparejador, Pablo Lluch

Valnu SL, Juan Llobell, Ingeniería Instalaciones y Sostenibilidad

Alejandro Marqués, Ingeniero estructura

Miquel Planas, colaboración artística



Colaboradores arquitectura

Marta Gómez

Eric Montoto

Beatriz Aspas

Eduardo Schiebek



Promotor
Ajuntament de La Font d'en Carròs - Pla Edificant, Conselleria d'Educació GVA

Empresa Constructora
DOALCO

Fecha proyecto
Concurso Octubre 2004

Fecha fin de obra
2021-22

Fecha aprobación
2009

Presupuesto total
5.320.168€ PEC

Superficie construida
5.511m2

Fotografía
Diego Opazo

Descripción

En un emplazamiento privilegiado, entre el paisaje y la ciudad, el objeto de cualquier intervención es ponerlo en valor. Si además se trata de una escuela, el privilegio es doble. Las cualidades del lugar, formales, climáticas y urbanas, incitan a crear un entorno único de aprendizaje y formación, primera actividad del niño, obligada tarea del adulto.

El proyecto se convierte además en una oportunidad para ampliar las dotaciones del pueblo entendiendo la escuela como su propia extensión, aprovechando las cualidades de su parcela de mayor tamaño. La sala de usos múltiples, el gimnasio, el trinquet de pilota valenciana, gozan de accesos independientes y configuran espacios públicos en continuidad con la trama y de límites deliberadamente trazados, simultáneamente áreas de espera de los padres, zonas de acceso a los recintos deportivos o simplemente estancias de disfrute y juego a la sombra.

El programa (4S+12P+6I) se extiende en planta sobre una parcela con topografía acusada y vistas hasta el mar, y se articula a través de un recorrido que organiza las zonas comunes, primaria e infantil, a través de vacíos, pasos exteriores e interiores y contrastes a distintas cotas y alturas. La edificación se ‘agacha’ para permitir la mirada lejana, y sus volúmenes de mayor impacto (gimnasio o trinquet en primera fase) se manifiestan con discreción, incrustados en la topografía, pequeños desde fuera, espaciosos por dentro. La secuencia de llenos y vacíos dibuja el movimiento, ofrece escenarios únicos que contribuyen a elaborar la memoria de la infancia: un balcón al paisaje, un reloj de sol que identifica mañana, descanso y tarde, o un mural artístico enmallado de cerámica manual (M. Planas) que referencia el territorio.

El modelo público de enseñanza se lleva al límite más allá de los “cells&bells”, ofreciendo espacios sin uso, lugares latentes, conexiones inesperadas, escapadas visuales, en el interior y el exterior. “La enseñanza auténtica no se hace con un sobresaliente, […] se hace creando en los propios locales o en los anejos una vida colectiva de carácter individual potente, que forme la manera de reaccionar intelectualmente del propio estudiante.” (O. Bohigas)

El colegio se trata como la casa del niño y se adecúa a su escala. Se elabora desde la honestidad constructiva, la proximidad y la sostenibilidad. Con la técnica al servicio de objetivos arquitectónicos (abstracción, texturas, contrastes), los bloques celosía de los respiradores agrícolas de los huertos se convierten en su materia prima, las celosías se tensan, el pavés terso contrasta, los tableros de DM hidrófugo matizan, el corcho acoge y la dibujada estructura reticular se muestra tal cual, posibilitando gracias al desencaje de la sección un trazado limpio de instalaciones, sin falsos techos, desde el rigor de la medida y el abrigo de la preocupación ambiental (SATE, ventilaciones a doble altura). La vegetación dará continuidad al paisaje de naranjos del llano y a las pinedas de las estribaciones de la imponente Safor. Contrastes de vivencias y materiales, ásperos y cálidos, espacios indeterminados, blancos por colorear, aguardan todos ellos su personalización, a la espera de un futuro por escribir.




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